Si México no da una
muestra pública de rechazo a las prácticas de espionaje de Estados
Unidos, sabremos que se ha tomado la decisión de seguir intercambiando
bienes únicamente con ellos y no buscar nuevos horizontes en el corto
plazo
En asuntos de comercio
internacional los caminos y recomendaciones hechas por la teoría
económica para lograr el éxito son muy variados, aunque en la práctica
siempre existe un ganador y un derrotado en tópicos de intercambio de
bienes y servicios entre países, ya sea por que los artículos a
comerciar sean tan desiguales que mientras uno vende productos básicos,
el otro ofrecerá bienes de capital o en ese ir y venir de divisas,
alguna de las partes tendrá un ingreso menor de todo lo comerciado o una
cantidad de bienes inferior a la acordada originalmente.
Pensar que las balanzas comerciales de cada país son exactamente iguales es un error,
ya que si una nación es altamente exportadora, es necesario que exista
una importadora en esa misma cantidad; todo lo que se vende alguien lo
debe comprar, por lo que en temas de comercio internacional siempre
habrá alguien perjudicado.
Lo dicho en los dos párrafos anteriores
no es nuevo y varios países buscan mecanismos para romper esas formas de
intercambio con otros para no verse tan perjudicados, aunque en la
actualidad existe una nueva variante de dependencia y quizá única en el
mundo que es el caso México-Estados Unidos, debido a la relación
desigual que existe entre ambos países.
Las cifras más recientes
ofrecidas por la Secretaría de Economía (SE) de México indican que el
80% de las exportaciones mexicanas van a nuestro vecino del norte,
sumado al hecho que ellos son nuestro primer destino de exportación,
primer socio comercial y primer proveedor, razón por la cual muchas
veces la política externa e interna está supeditada a las
recomendaciones que Estados Unidos nos puedan hacer.
Lo anterior queda ejemplificado de mejor
manera con la nota publicada esta semana por la prensa brasileña donde
se afirma que el país que dirige Barack Obama espió a Enrique Peña y Dilma Rousseff.
Mientras los brasileños piden explicaciones y el malestar de la clase
política se ha hecho presente, en México nada se ha dicho e incluso se
evitó tocar el tema el día que se emitió el Primer Informe de Gobierno
de Enrique Peña.
No es casual que en nuestro país se
guarde silencio respecto al tema conociendo los datos de comercio
exterior en los últimos años, ya que la dependencia de divisas
estadounidenses nos vuelve presa fácil de decisiones externas. Aunque la
única solución es comenzar a diversificar el destino de nuestras
ventas, el resultado no será pronto ya que el buscar nuevos mercados no
es sencillo a pesar de que se cuenta con un buen número de tratados de
libre comercio con la mayor parte del mundo.
La complicación mexicana pasa no sólo
por el tiempo para diversificar los destinos, sino también por los
bienes que vendemos ya que el principal producto de exportación a
Estados Unidos es el petróleo y sus derivados (12% del total, datos de
SE), por lo que el Tratado de Libre Comercio no ha beneficiado el
encadenamiento de procesos productivos en nuestro país y si ha
favorecido la eliminación de aranceles a productos que ellos colocan en
México.
El caso México-Estados Unidos
debe ser único, ya que es una imagen donde la teoría económica estaría
muy bien representada en sus postulados de ventajas comparativas, donde
cada quien vende el bien en el que es más hábil al producirlo, aunque
con una variante que la misma teoría no considera que es la dependencia
política, debido a que solamente le vendemos a una nación mientras que
ella lo hace con el resto del mundo. Esta es una nueva variedad de
empobrecimiento del vecino a través del comercio internacional.
Si México no da una muestra
pública de rechazo a las prácticas de espionaje de Estados Unidos,
sabremos que se ha tomado la decisión de seguir intercambiando bienes
únicamente con ellos y no buscar nuevos horizontes en el corto plazo;
el riesgo como ya se ha visto no sólo es la dependencia de venta y
divisas extranjeras, sino la subordinación política y de soberanía.
FUENTE: SPD noticias Edmar Ariel Lezama Rodríguez @edmar_ariel
http://bit.ly/1aTR9HB
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